
Mucho se habló, se habla y se hablará sobre Ubuntu, el “Linux para seres humanos”. Es innegable que fue esta distribución la que logró el primer gran hito de acercar el sistema operativo del pingüino a las masas.
Sin embargo, ya pasaron varios años y diferentes decisiones de Canonical (la empresa detrás de Ubuntu) generaron en su momento cierta desconfianza y hasta rechazo por parte de los usuarios. A modo de ejemplo podríamos nombrar la interfaz Unity, que nació como una respuesta a Gnome-Shell y generó muchas polémicas hasta el día de hoy (actualmente la interfaz se basa en Gnome, pero conserva las características principales de Unity). También el uso de Mir como gestor gráfico por defecto (venía de la idea de unificar Ubuntu para todos los dispositivos).
Más cerca en el tiempo podemos nombrar la aparición de Ubuntu Pro y sus ventajas (con opciones gratuitas y de pago) y la más discutida actualmente: la implementación y cada vez mayor uso de Snaps, su sistema de paquetería universal autocontenido y aislado, con una tienda centralizada y administrada por Canonical (a diferencia del formato flatpak). Este sistema fue muy criticado al principio por su lentitud y problemas de compatibilidad (en acceso a recursos del sistema y visualización de los temas), además de por su inclusión forzosa para algunos programas.
¿Y cómo está todo hoy?
Al día de hoy Ubuntu sigue siendo una de las distros más populares sin dudas y la referencia a la hora de referirse a sistemas operativos Linux. Más allá de las idas y venidas, la mayoría de los programas de escritorio y las grandes empresas que proveen aplicaciones para el usuario toman como referencia Ubuntu para sus desarrollos. El progreso del sistema ha continuado sin pausa y se ha crecido no solo en el ámbito del usuario personal, si no que está teniendo una enorme expansión en el ámbito de servidores e IOT (Internet de las cosas).
Con respecto a sus características controvertidas podemos decir que el tema de la interfaz ya quedó zanjado al usar la edición principal una versión de Gnome-Shell modificada (como pasa con Zorin) que está muy bien lograda. Además, de forma inteligente han dado espacio a otras versiones oficiales con distintos entornos de escritorio, los famosos “sabores”.
Ubuntu Pro, por su parte, sigue siendo totalmente opcional y actualmente es gratuito hasta para 5 equipos registrados en la misma cuenta. Con la enorme ventaja de ofrecer 10 años de soporte completo de actualizaciones. Más que un problema, es una opción muy interesante.
En lo que tiene que ver con Snap, todo ha ido evolucionando y aunque se mantienen dos de sus principales críticas (instalación forzosa de algunos paquetes y tienda centralizada) se nota la enorme mejora y trabajo constante detrás de este sistema. La lentitud es un tema del pasado, aplicaciones muy criticadas como Firefox y Thunderbird ahora abren rápidamente y la compatibilidad con los temas de decoración han sido subsanados (los instala automáticamente el sistema o podemos agregarlos nosotros). Además, y no es poca cosa, nunca se ha perdido la posibilidad de seguir instalando paquetes deb y además agregar flatpak sin problemas, lo que nos da acceso a mucha más cantidad de software. Además el Centro de Aplicaciones ha sido muy mejorado y permite buscar e instalar tanto paquetes Snap como debs y además instalar de forma directa debs que tengamos descargados en nuestro disco duro de forma rápida y estable, dejando atrás soluciones como Gdebi para instalar paquetes descargados localmente.
¿Y si no me gusta la interfaz de Ubuntu o todos los programas que trae? Ahí entran en juego los sabores y en especial me gustaría hablar de Xubuntu por dos motivos principales: la interfaz sencilla, liviana y muy personalizable que se logra con Xfce y la posibilidad de hacer una instalación mínima que cumple con las expectativas.
En el caso de la interfaz puedo poner como ejemplo mis equipos, todos con más de 10 años de antigüedad. Actualmente estoy trabajando con una notebook que tiene procesador dual core, 8 GB de RAM, una tarjeta de video integrada Intel de 256MB y un disco mecánico de 500GB. Y la verdad es que puedo darme el gusto de tener un sistema operativo totalmente funcional y actualizado (guiño para Windows 10 y 11) en esta computadora sin ningún problema de rendimiento y con actualizaciones gratuitas y estables. Teniendo siempre la posibilidad de actualizar a la siguiente versión del sistema operativo (uso la versión 24.04 LTS) sin dificultades. Por si fuera poco, su rendimiento es excelente, funciona muy rápido y de manera estable.
Lo que quería agregar sobre la instalación mínima que ofrece Xubuntu, es que es una opción muy original y que cumple su promesa. Si usamos esta opción (se puede elegir desde la iso estándar o bajar la imagen mínima directamente) obtendremos un Xubuntu básico. Por ejemplo no viene con suite de oficina pero tampoco con editor de texto gráfico. Tampoco tiene aplicaciones para gráficos y no trae instalado por defecto el Centro de Aplicaciones. Esto da una gran libertad para armar el sistema operativo a nuestro gusto y dejarlo así personalizado y sin programas innecesarios.
Como conclusión, puedo decir que actualmente Ubuntu ha corregido gran parte de sus errores de funcionamiento, en parte lógicos cuando hablamos de grandes cambios y transformaciones. Además continúa en pleno desarrollo y sigue siendo una opción ideal para nuevos usuarios y también experimentados. La mayoría del software se encuentra o se desarrolla directamente para Ubuntu y existe una cantidad de información enorme en sitios oficiales, foros, wikis, etc. para encontrar soluciones a problemas o ayuda en general. Por supuesto existen excelentes opciones y muchísimas distros más que interesantes; para gustos los colores reza el refrán. Pero en un tiempo en el que parece más fácil destruir que construir, donde genera más visualizaciones decir cosas como: -”Por esto nunca más tocaré Ubuntu” para que llame la atención y no profundizar o hablar como si nosotros fuéramos Linus Torvalds, Mark Mark Shuttleworth, Bill Gates o cualquier otra figura destacada con tanto peso y conocimientos, me parece que es bueno también elogiar lo bueno y destacarlo.
Tal vez sea hora de frenar, de “parar la pelota” como decimos en Uruguay y mirar las cosas buenas, las que funcionan y tener algo de paciencia con las pruebas, los proyectos que pueden ser acertados o errados, pero que en definitiva son los que producen los cambios y al final los avances significativos. No critiquemos todo como si fuéramos la única voz autorizada, porque a veces nos olvidamos que especialmente en este mundo del software libre podemos acceder a un montón de software y conocimiento de manera gratuita gracias al esfuerzo y colaboración de muchísimas personas. Así que en este plan sea buen momento para mirar sin tanto recelo a Ubuntu y sus sabores y apreciar todo lo bueno que ofrece, sin desconocer ni criticar lo que tiene para mejorar, pero aprovechando sus virtudes y las grandes posibilidades que nos ofrece. En mi caso me permite tener un equipo totalmente compatible con los programas que necesito: donde puedo programar, escribir, administrar mis sitios Web, preparar mis clases y hasta jugar un montón de juegos ya sean nativos de Linux o de otras plataformas como Windows. Así que a disfrutar de Ubuntu y de cualquier otra distribución que les parezca mejor o más útil que siempre se trata de eso, de compartir y aprender todos juntos.
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